sobre los ojos a los que inundaban, en el lago dividido, con boca en el camino .cabezas (85).; y los montes también eran ojos (86). Y los ojos lloraban lágrimas de risa cuando el camino sonreía. Ojos cegados por el agua; ojos cegados por la tierra; ojos cegados por la vegetación. Y los ojos (87) se abrían en los árboles del fondo, empequeñecidos por la perspectiva; y tanto parecían mirar a la escena de pillaje, a la izquierda, como a la escena de baile, a la derecha, e incluso al vagabundo, en el centro. Fascinante efecto visual, sin duda buscado, pues se repetía incluso en cabezas más pequeñas, como aquella (88) que tenía uno de sus ojos en un árbol del fondo, entre la cesta y la escena de pillaje: la capa roja sobre el verde hacía de boca abierta y asombrada; el otro ojo aparecía, por ejemplo, en el brazo del hombre víctima de los tres bandidos, atado al árbol en segundo plano; dependiendo de en que árboles se situara la nariz, más arriba .cabeza (89). o más abajo .cabeza (90)., los mismos ojos miraban a la escena de pillaje o al vagabundo. Todo el árbol .y no solamente una astilla. daba la impresión de clavarse y traspasar el ojo derecho de la cabeza (88) .cabezas (89 y 90).: la idea remitía a El jardín de las delicias, a la astilla .o rama, o árbol. clavada en el ojo de la gigantesca cabeza (1), en el panel central, astilla que sugería el daño que el pecado causa, amén de remitir al conocido dicho,
aplicado al arte. «La visión cerebral depende de la perspectiva», parecía estar diciendo el Bosco. No era un brindis al sol; era un aviso a navegantes. Tres montes en la lejanía hacían de ojos cerrados, como dormidos, de dos cabezas (91 y 92) que compartían boca con la cabeza (88): al transitar con la mirada desde los montes hacia los ojos abiertos de la cabeza (88), las cabezas (91 y 92) no sólo parecían despertar sino que cada cual conservaba la orientación de su mirada. La cabeza (88) se movía, miraba a uno y otro lado, como si estuviera viva; la dirección dependía de en qué nariz centrase el espectador su mirada. «Cree a tus ojos, y a tu cerebro, por más que te sorprendan. Todo lo que ves existe», parecía decir el Bosco. JUICIO FINAL (H. 1508), DEL BOSCO Comparé El carro de heno con otras obras del Bosco incluidas en el libro. El cuarto superior del panel central del Juicio Final 1282 .Weltgerichts- triptychon. sugería una cabeza (1) 1283 de triste rostro. En El jardín de las delicias, en la mitad superior del panel central, este mismo simbolismo 1282 Weltgerichts-triptychon (1504 R 1508; técnica mixta sobre tabla; 163 cm × 127,5 cm), de Hieronymus Bosch, Gemäldegalerie (580), Akademie der bildenden Künste Wien, Viena. akademiegalerie:[obra] google:traductor #ahsBOSCOjuicioviena 1283 #ahsBOSCOjuiciovienaC1