llegué hasta el lavabo, limpié con papel higiénico el tubo y lo cerré; y al observarme la camiseta en el espejo caí en la cuenta de que aquel sin par conjunto de manchas y líneas sin forma definida era en realidad mi primera obra, fruto de la espontaneidad. Con el disgusto tornado en resignada satisfacción me quité el lienzo y lo dejé secar para guardarlo como recuerdo de un momento que sin duda habría de ser irrepetible, por la cuenta que me traía. EN EL PRADO A última hora de la tarde me acerqué hasta el Museo del Prado 40: tenía que empezar a beber de los maestros. Como siempre, no pagué entrada: beneficio de ser periodista 41; beneficio lógico, por simbiótico, ¿o acaso no es el museo el primer interesado en que le fomenten gratis sus obras para con ello atraer a las masas, visitantes de pago? Mi visita fue, como otras veces, un relajado paseo. Disfruté caminando por los corredores y salas de la primera planta, sin prisas pero sin pausas, observando las obras desde la distancia, según pasaba, sin detenerme en mayores detalles, cual capitán general pasando 40 Museo Nacional del Prado, Madrid. museodelprado:[colección enciclopedia] … PÁGINA NO ENCONTRADA La página solicitada ha sido movida o no existe 41 boe
revista a su cuadrada tropa de cuadros, firmemente colgados.